Cada paso en el ejercicio es una caricia al alma, un susurro de perseverancia.

Cada paso en el ejercicio es una caricia al alma, un susurro de perseverancia.

Explicación

Esta frase nos invita a reflexionar sobre cómo el ejercicio, más allá de beneficiar el cuerpo, es un alimento para el espíritu, una práctica de dedicación y amor propio.

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