Explicación
Esta frase celebra la conexión emocional y física que tenemos con el deporte. Cada latido de nuestro corazón no solo marca nuestro tiempo en la tierra, sino también los desafíos que superamos. El deporte es ese escenario donde cuerpo y alma se encuentran, se desafían y, sobre todo, se superan. No importa la disciplina que elijas, cada una lleva intrínseca una historia de lucha, de caídas y levantamientos, donde nuestro mayor contrincante somos nosotros mismos. Esta frase es un reconocimiento a esa batalla y a la fortaleza innata que reside en cada ser humano, alimentada y liberada a través del deporte.