Explicación
La frase resalta la importancia de valorar los instantes de alegría que vivimos con nuestros seres queridos, en lugar de centrarnos únicamente en nuestras metas individuales. Nos recuerda que la auténtica felicidad reside en las experiencias compartidas y los recuerdos que guardamos en nuestro interior. Es un llamado a disfrutar del presente y a apreciar los pequeños momentos que, al final, son los que realmente importan.